Por Mireya Piñeiro Ortigosa (Guantánamo, Cuba)
Temeroso, el tacto rozó la madrugada:
frontera de todas tus sorpresas;
hubo canto en silencio
- pesar al margen.
Me quedaré contigo;
definitivamente engulles mis espadas
mientras la carpa ondula
y el sollozo, fundido al aserrín,
bailotea los aires
celebrando la magia
de este charco incendiado.
(Do livro "En lo callado de la hoguera", 1994)
Nenhum comentário:
Postar um comentário