Por Mireya Piñeiro
Ortigosa (Guantánamo, Cuba)
Lo esencial es invisible para los ojos (Saint-Exupery)
No es fácil admitir
nuestra ceguera
cuando estamos en búsqueda
afanosa
de toda luz y esencia que
se posa
sobre lo misterioso y su
frontera.
Pero aquello que vive de
su espera
y la pupila casi ni lo
roza,
se nos revela un día,
clamorosa
presencia en lo callado de
la hoguera.
He conocido el silbo de
los trenes,
el decursar sin tiempo de
los techos,
los matices contrarios de
la ausencia.
y el palpitar que en la
mirada tienes.
no he de buscar la clave
de los hechos
en la señal, sino en su
tranparencia.
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