Por Yolanda Cañizares Martínez (La Habana, Cuba)
El primer día del último mes del
siglo XXX, el Gran Cónsul de la Confederación llegó temprano. Sabía que tenía
una larga agenda de trabajo.
Apretando un botón en uno de los
paneles, obtuvo una imagen gigante de su secretario, a quien preguntó:
— ¿Qué es lo primero que tenemos
para el día de hoy?
— Señor— dijo el secretario— fue
encontrado un viejo de una triste figura, que se cubre con una estrafalaria
vestidura y se acompaña de unas antiguas armas.
— ¿Fue identificado?
— Sí, señor, él dice llamarse
Alonso Quijano, pero la Identificadora Cósmica Poblacional plantea que es
conocido por el sobrenombre de Don Quijote.
— ¿Y qué dice ese extraño
personaje?— preguntó el Cónsul.
— Que su misión es luchar por la
justicia— respondió el secretario.
— Justicia, justicia, no conozco
el significado de esa palabra— dijo el Cónsul.
— Yo tampoco. La
Macrocomputadora Idiomática plantea que esa palabra dejó de emplearse en el
siglo XXI y por eso no fue incluida posteriormente en el Idioma Universal.
— Bien, debe ser remitido al
satélite de los dementes, pues, se trata sin dudas de un loco. Pasemos a otro
punto de la agenda.
Nenhum comentário:
Postar um comentário