sábado, 2 de novembro de 2013

LA VIDA DENTRO DE UNA LAGRIMA

La vida surge de una lágrima y renace de una sonrisa,

Chantal Cardoso Herrera (La Habana, Cuba, Octubre/2013)

Nuestra historia comienza hace siglos, cuando no existía la Tierra y solo había vida en un pequeño pueblo en medio de la nada. Las personas que allí habitaban se respetaban y admiraban mucho y sobre todo valoraban con agradecimiento lo que la naturaleza había puesto en sus manos, tierras para plantar con dedicación y abnegación, hortalizas, viandas, café, todo el suministro necesario para alimentar a los pobladores, lo que dios les había regalado, la oportunidad de vivir.

 Sin embargo siempre existió la magia, la que llena los corazones de matices y sacan las sonrisas ocultas en los rostros tristes, y en este caso se encontraba  una pequeña niña de cabello del color del océano, ojos del resplandor del cielo, sonriente, alegre, disfrutando el suave y delicado aroma de cada rosa, de cada azucena, de cada amapola, que encontrara en el largo rumbo de su armónica vida, parecía un rayo de Sol, que entraba por las persianas y la luz de la Luna que se reflejaba en el lago, esa era Dulce mar.

Dulce mar se paseaba por los campos de maíz y dejaba que el viento le endulzara el rostro, ella le daba luz al bello lugar que cada día florecía. Pero una mañana el cielo se tornó oscuro y un gran tornado arrasó con el poblado, fue acabando con la felicidad, que iluminaba los rincones. La pobre niña de ojos azules intentó resguardarse del fenómeno, pero la suerte no la acompañó y sus cristalinas aguas corrieron por los campos y ella se convirtió en flor, en todas las flores,  que más tarde reinaron la Tierra.

Pasaron los años y nadie recordaba a Dulce mar que se encontraba en cada flor que volaba por los aires, pero ya no podía proteger con el amor interior que reinaba en su joven corazón, al mundo y todo se debía a que el llanto no le permitía ayudar, la obra más hermosa. La causa del sollozo de la joven era porque en  el planeta empezaron a abundar las sequías, debido al cambio climático, por la acumulación de desechos tóxicos, que producen gases como el dióxido de carbono, que trae como consecuencia el efecto invernadero y el calentamiento global.

 Los hombres comenzaron a talar los árboles indiscriminadamente, dañando el medio ambiente, que hacía llorar sin consuelo, a la lastimada flor de pétalos perfumados por el viento. Tanta negligencia existió que arrojaban a los verdes bosques, desechos tóxicos, a esos árboles,  que son tan importantes, pues nos brindan oxígeno indispensable para vivir, sirven de refugio, de protección y alimento a muchísimos animales, y sus raíces se entierran y ayudan a evitar la erosión,

 El agua comenzó a escasear y debíamos ahorrar el agua que teníamos. La situación se hacía más compleja, así que necesitábamos tomar una decisión inmediata, la naturaleza nos llamaba, Dulce mar se marchitaba. Comenzaron a tomar medidas que fueran una forma de aprovechar racionalmente los recursos, un ejemplo fue la instalación del riego por aspersión, que garantiza un mejor uso del agua, se ahorra en un 70 por ciento menos que si se utilizara el riego por aniego. También influye en la disminución de los volúmenes de agua que antes recibía el manto freático, que presenta grandes cantidades de sales. Así contribuimos a forjar un mundo mejor, donde Dulce mar viva en una flor.

Cuentan los que lo vieron que después todo cambió, los bosque se llenaron de frondosos árboles, por los que siempre entraba un rayito de sol, las sequías cesaron y Dulce mar salió de las flores y se convirtió en niña que salta y juega por el mundo. Todavía falta mucho por hacer, pero de algo estamos seguros la vida renació de una sonrisa, la sonrisa de Dulce mar.


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