Por Dimitris P. Kraniotis (Larissa, Grécia)
(Traducción: Marcela Rodrígues Valdivieso)
El sabor de las
frutas
sigue estando
en mi boca,
pero la amargura de
las palabras
destruye las nubes
y se retuerce la
nieve
contra los guijarros.
Pero nunca se me dijo
¿Por qué me has
engañado?
por eso que con el
dolor
de la injusticia te
deseo
decir que al fin
siempre las lágrimas
se convierten en
llamas.
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