Por Germain Droogenbroot (Altea, Espanha)
En la sala de espera,
un gran número de pasajeros sentados
con una notable excepción
están todos ocupados
con una cosita llamada smart phone
y que les fascina sin cesar.
Con dos pulgares a la vez
escriben sus “relatitos”,
sensatos o no, están escritos,
y enviados al mundo
Sólo una persona no escribe, pero lee,
lee un libro.
¿No tendría nada que decir?
de “el Camino del Ser”,
Editorial Balduque, Cartagena
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